Iba el lobo agazapado
entre matas del camino
y cayó, sin mucho atino,
en un hoyo bien tapado.
“¡El porrazo que me he dado!
Debería ir por la acera.”
“¡Fuera de mi madriguera!
-dijo un topo muy gruñón-
Ten más cuidado, melón,
o usarás una andadera.”
Scherezade