domingo, 13 de marzo de 2011

II

Lamo tus colmillos fríos,
si la caperuza quiebras
en tus dedos, que son cebras,
boas, redes, mallas, ríos.
Y en tus manos, dos navíos
añoro, pero hoy despido
tu amor mil veces prohibido
y te lloro y te dibujo
entre sombras del embrujo
de un bosque aún encendido.

Mimí Mitsou

I

Dime, ¿te sientes sola?
Niña encarnada, niña hiel o fresa,
¿no eres más amapola,
cálido sol que apresa
del lobo sangre y vientre en la dehesa?

Mimí Mitsou

domingo, 20 de febrero de 2011

Mira bien por donde pisas

Iba el lobo agazapado
entre matas del camino
y cayó, sin mucho atino,
en un hoyo bien tapado.
“¡El porrazo que me he dado!
Debería ir por la acera.”
“¡Fuera de mi madriguera!
-dijo un topo muy gruñón-
Ten más cuidado, melón,
o usarás una andadera.”

Scherezade

domingo, 7 de noviembre de 2010

Huyendo de una realidad muy gris, el poeta se solaza imaginando que se encamina al parnaso, al final de una ilustre hilera, y nos describe a los que van delante

Benedetti afrutado, Valle Inclán
rabieta azul, quimera De La Barca,
Valente etérea lágrima, Petrarca
visionario, recóndito Celan,

Cervantes tan chafaina, perillán
alto Quevedo, horizontal jerarca
Onetti, agitación gama ojizarca
Neruda, Lope intrépido galán,

endiablado Donoso, el gran Vallejo
enigmático, lúdico Salinas,
de algodón Eluard, dios sibilino

Cortázar, Góngora clarín reflejo,
Gioconda y Sylvia mórbidas, felinas;
oceánico Joyce, Dante divino.

© Los sonetistas del bosque. Noviembre 2010.

domingo, 31 de octubre de 2010

Irisada indigestión

¡Qué perfumado va el aire,
todo me invita al amor!

Pero a mí me duele todo,
del hígado al esternón.

¿Saldrá hoy la Caperucita?
Por ella doy dos pasos, dos.

¡Ay, qué dilema más grande!
¡Qué punzada en el corazón!

Al fin... creo ver a mi amada,
¡más blanca que nívea flor!

¿Sin caperuza? No es ella,
mas quizá sepa mejor…

-Buen día, Caperucita
¿cómo vas sin capuchón?

Y la niña va y me dice:
"Usted va errado, señor.

Lo que usted está mirando
no es mi tierno cabezón.

Tiene usted falta de gafas.
¿No ve que traigo un melón?"

¡Ños! ¡Caramba con la niña!
¡La mate el rey que rabió!

Va atizando aquí y allá,
lo hace sin contemplación.

Y, como en todos los cuentos,
lo peor lo llevo yo.

-Sólo soy un pobre lobo
solo, triste y soñador.

Vivo en el número siete,
calle "El lobo muy tragón",

quiero mudarme hace años
al barrio "Rojo amor",

pero siempre que lo intento,
pasa un lindo capuchón,

y en el camino me siento
a devorar sin compasión.

Come que te come, verde,
rosa, amarillo limón.

Traga que te traga, azul,
magenta o gris cenizón.

Comí capuchas, con niña,
cada una de un color.

Sino a ti, mi musa roja,
que no sé que siento yo.

¡Qué perfumado va el aire,
todo me invita al amor!

Tal vez puedas ayudarme
a encontrar la solución,

y evitar de esa manera
que muera de indigestión.

© Los sonetistas del bosque. Octubre 2010.

miércoles, 20 de octubre de 2010

No quiere el sonetista mostrarse, mas por dar una pista muestra el sexo

Es internet un mundo en el que todos
andamos con caretas y disfraces,
con otros nombres, sexos, muy capaces
de hallar segundas vidas, nuevos modos.


¿O es que sabemos más que los apodos
de estas caperucitas tan fugaces?

Y a los lobos, es más, así nos nace
buscar en otras ropas acomodo,


fingir la voz, mentir, agazaparnos,
impelidos por ancestral gazuza,
siempre emboscados, siempre por atajos,


con la esperanza débil de zamparnos
algún día por fin la caperuza
con la niña locuaz que va debajo.


© El misterioso sonetista. Noviembre 2008.

Oda a la caperuza desatada y ondeante

Dulces caperucitas dadaístas
que os entráis en los bosques literarios
armadas con los dardos legendarios
de inusuales palabras imprevistas;

intrépidas muchachas optimistas
que con hábiles gestos incendiarios
sois azote de lobos perdularios
que acechan babeando a sus conquistas:

izad las caperuzas por bandera
y conseguid victoria no raquítica
sino rotunda gloria verdadera

que renueve los triunfos de neolíticas
niñas de rojo cursis, menos fieras,
en fértil hermandad caperucítica.



© El misterioso sonetista. Noviembre 2008.