Es internet un mundo en el que todos
andamos con caretas y disfraces,
con otros nombres, sexos, muy capaces
de hallar segundas vidas, nuevos modos.
¿O es que sabemos más que los apodos
de estas caperucitas tan fugaces?
Y a los lobos, es más, así nos nace
buscar en otras ropas acomodo,
fingir la voz, mentir, agazaparnos,
impelidos por ancestral gazuza,
siempre emboscados, siempre por atajos,
con la esperanza débil de zamparnos
algún día por fin la caperuza
con la niña locuaz que va debajo.
© El misterioso sonetista. Noviembre 2008.
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