Iba Caperucita por la playa
(que no hay con “bosque” rima que proceda)
recién peinada, airosa, piel de seda,
absorta en mariposas, flores, bayas,
y llega en esto el lobo que se explaya:
-"¡Mira, niña! ¿Vislumbras la vereda?
Hay un tesoro; busca en la arboleda."
(La pobre niña casi se desmaya).
Pero en vez de eso murmuró con pena:
-"¡Pobre lobo!, ¡resulta que es miope!
¡Árboles, dice! ¿Tú no ves arena?"
No ha leído jamás la niña a Lope,
ni el soneto a Violante, ¡qué faena!"
-gruñó el lobo, escapándose al galope.
© Los sonetistas del bosque. Octubre 2010.
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